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Cada segundo de la vida lo intentamos clasificar, nombrar con un adjetivo: amor, odio, alegría, tristeza, nervios... Nuestros sentimientos cambian en cada instante, hasta tal punto de llegar a decir que somos bipolares. La más mínima mirada o palabra fuera de contexto lo puede cambiar todo aunque siempre hay momentos inesperados, en los cuales no encuentras palabras para esa felicidad que recorre cada pequeña célula de tu cuerpo, en ese momento que no puedes evitar sonreir o que simplemente quieres gritarle al mundo que eres feliz, que ese segundo es claramente perfecto. Esos momentos inexplicables, porque la vida no se cuenta por las veces que respiras si no por las veces que te dejan sin respiración. Cada momento que te gustaría que no acabará nunca, poder parar el tiempo. Cada momento que te dejan sin palabras, con una sonrisa de tonta, que te hace sentir mariposas en el estomago. Que te pongan tonta a sabiendas de que eso te encanta o que te digan un te amo mientras te tocan suavemente la carita. Claramente la vida es algo mágico que hay que vivir siempre con una sonrisa junto a una persona. Hay que vivir todo con una sonrisa porque cada momento es irrepetible y por desgracia no eterno, el primer amor, el primer beso o una amistad de verdad...